Bienaventurado San Felipe Neri,
santo patrono de la alegría,
tú que confiaste en la promesa
de las Santas Escrituras,
de que el Señor está siempre
al alcance de todos
y que no necesitamos tener ansiedad por nada,
en tu compasión y gran bondad:
Sana nuestras preocupaciones y tristezas
y levanta las cargas de nuestros corazones.
Venimos a ti con un corazón lleno
de abundante amor a Dios y toda la creación.
En nuestro pesar, te rogamos,
sobre todo por esta necesidad
que angustia nuestro corazón
y nos causa tristeza y preocupación:
(hacer la petición).
San Felipe bondadoso protégenos
por medio de tu intercesión amorosa,
y que el gozo del Espíritu Santo
que llenó tu corazón,
transforme nuestras vidas
y nos conceda la paz.
Te lo rogamos por Jesucristo nuestro Señor
por su amada Madre la Virgen María
y por los dones del Espíritu Santo.
Amén.
Rezar la Salve, el Credo y Gloria.
Nació San Felipe Neri en la ciudad de Florencia, de padres virtuosos. Siendo muy joven renunció su patrimonio y se fue a Roma, donde estudió Filosofía y Letras Sagradas. Su templanza en el comer era tan grande, que a veces pasaba tres días sin probar bocado.
Se disciplinaba diariamente, dormía poco, oraba mucho y fue amante de la pobreza.
Se ordenó sacerdote para cuidar de la salud de las almas, y fue un excelente padre espiritual.
Profesó especial devoción a la santísima Virgen María, de la que recibió señalados favores. Tuvo maravillosos éxtasis y don de profecía.
Instituyó la esclarecida Congregación del Oratorio, y con su ardiente caridad y buen ejemplo fue ocasión de que San Camilo de Lelis, hijo espiritual suyo, fundase la religión de Clérigos Regulares, ministros de los enfermos.
Murió el día 26 de Mayo de 1595, a los ochenta y dos años de edad, siendo canonizado por Gregorio XV el día 12 de Marzo de 1622.
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