Dios te salve, Gloriosa Santa Rita,
cuyo nacimiento fue
presagio de futura santidad,
y cuyo nombre,
revelado por el cielo,
significa rectitud,
porque ésta fue siempre
la norma de tu vida:
Alcanzadnos del Señor
que gozaremos la dulzura de sus palabras,
y que a tu imitación corramos con pie seguro
por la senda de sus divinos preceptos,
que es la única que conduce
a la suprema felicidad.
Amén.
Hacer una petición a Santa Rita,
que por muy difícil que esta sea,
le dará cumplimiento,
y a continuación recitar sus gozos:
Gozos a Santa Rita:
Por el poder de tu oración,
del odio y rencor monstruoso,
líbrenos tu protección.
Hasta lo imposible cede,
Aceptas el matrimonio,
Punzante espina tu frente,
Eres, Rita, mujer fuerte,
por nosotros intercede,
de inocencia y de virtud,
y por eso rectitud,
quiere tu nombre indicar:
Tú me alientas a marchar
por sendas de perfección.
Cándida abeja, labrara,
en tu boca angelical,
de miel sabroso panal,
de tu candor señal rara.
Si tus huellas yo pisara,
Oh, cuán rico galardón!
Aceptas el matrimonio,
por méritos de obediencia,
y das de santa paciencia,
relevante testimonio;
En vano intenta el demonio,
dominar tu corazón.
Al que matara a tu esposo,
Al que matara a tu esposo,
generosa perdonaste,
y a tus hijos separaste,
de crimen tan horroroso.
Pero si encuentras cerrada,
Pero si encuentras cerrada,
del monasterio la puerta,
por Dios la miras abierta,
dándote fácil entrada;
huya el alma contristada,
de la mundana seducción:
Punzante espina tu frente,
penetra Rita, endiosada,
divida muy renombrada de Jesús,
Esposo ardiente;
grabado en mi pecho ardiente
el sello de su pasión.
Al Augusto Sacramento,
con gran fervor recibías,
y cuerpo y alma nutrías,
con tan divinos alimento:
sea siempre mi sustento
la Sagrada Comunión.
Eres, Rita, mujer fuerte,
en tu divina Portentosa,
y en gracias maravillosa.
Tras plácida y santa muerte:
por Ti logramos la suerte
de estar contigo en Sión.
Ofrecemos a Dios un Padre Nuestro por las virtudes con que adornó a Santa Rita en los cuatro estados de su vida, para que se digne concedernos las que más necesitamos en el nuestro respectivo.
En Casia, ciudad de la diócesis de Spoleto, nació esta santa de padres piadosos y devotos. El cielo les concedió este fruto de bendición para darles a entender cuánto se complacía en el bien que practicaban, oyendo también benigno las oraciones fervorosas que de continuo dirigían al Señor al efecto de lograrlo.
Desde niña atestiguó que su nacimiento había sido un don particular de Dios, pues apenas soltó la lengua mostró una afición muy particular la virtud.
Desde su más tierna edad, retirada en su aposento, dirigía al cielo las ansias y suspiros de su inocente corazón; allí se derretía en lágrimas y sollozos a la consideración de las perfecciones de Dios; de manera que por su inocencia, candidez y amabilidad era el dulce embeleso de su familia, así como la gloria de toda su casa.
Tanto considerada en el estado de virgen como de casada, siempre estuvo en continua vigilancia, dedicada a los quehaceres domésticos, siempre pura y fervorosa, hecha un espectáculo agradable a los ojos de Dios y de los hombres.
Casó Rita con un varón rico, de quien tuvo dos hijos; mas por muerte de su marido y también de sus hijos, y al verse enteramente libre, se dedicó únicamente al Esposo celestial; así es que, despreciando el mundo y sus vanidades, vendió cuanto poseía, lo distribuyó entre los pobres, y se retiró al claustro, tomando el hábito religioso en el monasterio de agustinas de la ciudad de Casia.
Se dedicó exclusivamente a la virtud, empezando por la que es el fundamento de todas las demás, la humildad, siguiéndose de ahí la abnegación entera, la caridad en favor de sus semejantes; de manera que era la admiración y encanto de todas sus hermanas. La dotó el cielo del don de profecía, regalándola con frecuentes visiones, y si bien permitió el Señor la afligiera el infierno con repetidas tentaciones, con todo quedó victoriosa por medio de sus rigurosas penitencias.
Casó Rita con un varón rico, de quien tuvo dos hijos; mas por muerte de su marido y también de sus hijos, y al verse enteramente libre, se dedicó únicamente al Esposo celestial; así es que, despreciando el mundo y sus vanidades, vendió cuanto poseía, lo distribuyó entre los pobres, y se retiró al claustro, tomando el hábito religioso en el monasterio de agustinas de la ciudad de Casia.
Se dedicó exclusivamente a la virtud, empezando por la que es el fundamento de todas las demás, la humildad, siguiéndose de ahí la abnegación entera, la caridad en favor de sus semejantes; de manera que era la admiración y encanto de todas sus hermanas. La dotó el cielo del don de profecía, regalándola con frecuentes visiones, y si bien permitió el Señor la afligiera el infierno con repetidas tentaciones, con todo quedó victoriosa por medio de sus rigurosas penitencias.
Colmada de grandes merecimientos murió santamente en su misma patria, el día 22 de mayo del año 1456.
El Señor dio a entender la santidad de su sierva haciendo célebre su sepulcro por la multitud de milagros que se obraron por su intercesión.
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