jueves, 21 de marzo de 2019

ORACION PARA RECIBIR AYUDA DE SAN ONOFRE Y ACABAR CON VICIOS Y ADICCIONES

 

El ermitaño San Onofre, pasó casi toda su vida en el Desierto de Thebaid, probablemente durante el 4º. o 5º. Siglo. Es un ejemplo de vida ascética y está considerado como uno de los Padres del Desierto.
 
ORACIÓN
 
Oh! Glorioso San Onofre,
amoroso consolador de los drogadictos,
solícito protector de los bebedores,
eficaz alivio de los pobres abandonados.

Aquí esta a vuestros pies, humildemente,
un pobre pecador que por sus muchos fallos,
vive lleno de miserias, problemas y desgracias.
 

A vos, glorioso San Onofre, recurro,
confiando en ti e invocando tu ayuda poderosa.

Vos, que en la presencia del Altísimo,
realizas extraordinarios méritos para tus devotos,
implorando gracias para nosotros,
te ruego intercedas por mí.

Intercede ante la Santísima Trinidad,
y por el nombre Santísimo de Jesús y de María,
Vos, que tanto los invocasteis
y que ahora gozáis de su compañía en el Cielo,
como premio a vuestras largas penitencias,
para que me concedan la gracia
de la remisión de mis pecados,
y si es del agrado de la Divina Bondad,
que yo sea libre, de cualquier vicio o adicción,
de la enfermedad y del dolor......

(nombre tuyo o de otra persona)

Bendice también a los “Alcohólicos Anónimos”
para que conserven firme su propósito
de vivir alejados de la bebida y de ayudar
a sus semejantes a hacer lo mismo.

Virgen María, Madre compasiva de los pecadores,
Socórrenos, ayúdanos!

San Onofre, ruega por nosotros.

Así sea.

Rezar 3 Padre Nuestro, 3 Ave María
y 3 Gloria al Padre.
 
De acuerdo con su leyenda hagiográfica, a la que el venerable Paphnutius, obispo de Upper Thebaid, contribuyó enormemente al escribir sobre la visita que realizó al ermitaño en sus últimos días y cómo lo enterró, San Onofre, se dedicó a la vida monástica inmediatamente después de haber sido bautizado.
 
De niño, mientras adoraba un ícono de la Virgen con el Niño, experimentó una serie de milagros que reflejaban el desarrollo de la doctrina eucarística en los primeros siglos del cristianismo.
 
Después de llegar al desierto, Onuphrius es iniciado en la vida ascética por Jeremías, un viejo ermitaño. Allí, vivió en una cueva remota donde ningún ser humano había estado durante 70 años hasta que llegó el Venerable Paphnutius para pasar con él sus últimas horas y presenciar su muerte.

Iconográficamente, San Onofre es, en la mayoría de los casos, representado como un anacoreta: su cuerpo demacrado y desnudo está cubierto, generalmente, solo por una faja de hojas alrededor de sus caderas.
 
Demuestran su vejez es la blancura de su cabello y su larga barba. La frente tal vez arrugada.
 
 

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