martes, 15 de agosto de 2017

A LA VIRGEN MILAGROSA ORACION PARA CASOS DESESPERADOS


Bendita Madre y Señora mía,
bendita entre todas las mujeres,
Santa María, Madre de Dios.

¿Quién ha sido en esta vida mas atribulada,
después de vuestro bendito Hijo que vos?

¿Quién ha sufrido mas angustias y penas

que tu, que fuiste atravesada por cuchillos de dolor

en tu piadoso corazón de Madre?

Tantísimas penas como sufriste
solamente te sirvieron para ser
semejante en el padecer a vuestro hijo,
y también para que te compadecieses aun más
de los que padecen y sufren dolor,
para que les dieses tu cálida mano,
y sustentases con tu brazo poderoso
a los que sumidos en el abismo de miserias,
enfermedades, sufrimientos y calamidades,
al alzar sus suplicantes ojos a ti,
encontraran ayuda, cobijo, consuelo y salvación.




Yo estoy en la hora presente afligido,
las tribulaciones me rodean por todas partes,
estoy cercado de penas, dolor,
no tengo en que esperar ni veo cosa alguna
en que poderme apoyar ni hacer pie. 


El sol se me ha oscurecido,
todas las cosas me atormentan
y no tengo otro refugio,
ni otra estrella que mirar sino a ti,
en cuyos dulcísimos brazos me echo
y en cuya ayuda y patrocinio confío,
porque se que antes faltaría el cielo y la tierra,
que vuestro socorro a los que os piden
con humildad y devoción esperando en ti.

Virgen María, Madre mía,
cuando las cosas están
más apretadas y más sin remedio,
tu poderosas piedad y misericordia
resplandecen y alumbran más,
sanando las llagas incurables,
dando fácil salida a los problemas
que humanamente parecen que no la tienen.

Como te suplico que hagas ahora
en esta necesidad mía
que no puedo resolver sin tu ayuda:

(Hacer la petición)


¡Oh dulce y milagrosa Madre Inmaculada!
Virgen de la Medalla Milagrosa,
que siempre llevo conmigo,
porque dijiste a tu sierva,
Sor Catalina Labouré:
 
"Cuantos llevaren esta Medalla,
alcanzarán especial protección           
de la Madre de Dios."
 
He dirigido mis humildes súplicas a ti
y se por experiencia, que nunca se te invoca en vano;
que tus ojos siempre miran complacidos
a quien en tu presencia se postra.
 
Bendíceme santa Madre,
y da cumplimiento a mi petición
para aliviar mis penas y sufrimientos.

Amén. 

 


 

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