Santísimo Cristo de la Salud,
ten misericordia de este tu Hijo que acude a Ti,
suplicando tu ayuda y favor
para que remedies mis males
tanto de mi cuerpo como de mi alma.
¡Oh dulcísimo Jesús Crucificado,
hijo unigénito del eterno Padre,
y de la Inmaculada Virgen María!
Como pobre vengo a Vos,
que sois misericordiosísimo,
como criatura enferma, a Vos,
que sois el médico en verdad
y el único dador de la Salud,
pues eso significa
vuestro sacrosanto Nombre Jesús.
No permitáis Señor pues,
que yo me aparte de vuestros pies
sin consuelo ni remedio:
Concededme lo que humildemente os pido
por vuestro adorable Corazón,
y el de Vuestra amante Madre;
no atendáis a mis culpas,
que os obligarán a abandonarme,
atended a vuestros méritos,
que así me haréis merecedor.
Con éstos supremos méritos vuestros,
junto mis deprecaciones,
esperando conseguir por ellos,
lo que por los míos nunca podré alcanzar.
Y desde ahora para siempre
os doy las debidas gracias,
por el buen despacho que confío
he de obtener de vuestra misericordia,
la cual sea alabada eternamente.
Amén.
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