Con motivo de la dedicación del monasterio reconstruido de Monte Cassino en 1964, el Papa Pablo VI proclamó a San Benito el principal patrono de toda Europa.
El título exagera piadosamente el papel preponderante de San Benito, pero en muchos aspectos es cierto. San Benito no estableció el monasterio de Monte Cassino como biblioteca para preservar los conocimientos de la antigüedad, pero en realidad los monasterios que más tarde siguieron su Regla fueron lugares donde se conservaron el aprendizaje y los manuscritos antiguos.
Durante unos seis siglos o más, la cultura cristiana de la Europa medieval fue casi idéntica a los centros monásticos de religiosidad y estudio.
ORACIÓN
Santísimo Confesor del Señor,
Padre y Jefe de los monjes,
intercede por nuestra salud.
Destierra de esta casa
las asechanzas del maligno espíritu
protégenos con tu presencia.
Líbranos de funestas herejías;
y de malas lenguas y hechicerías.
Pídele al Señor que remedie
nuestras necesidades espirituales y temporales.
Pide también por la Santa Iglesia Católica
y porque mi alma no muera en pecado mortal
para que así confiado en tu poderosa intercesión
pueda algún día en el Cielo
cantar las eternas alabanzas.
Amén, Jesús, María y José.
San Benito vivió de los años 480 al 547, aunque no podemos estar seguros de que estas fechas sean históricamente precisas.
Su biógrafo, San Gregorio Magno, papa del año 590 al 604, no registra las fechas de su nacimiento y muerte, aunque se refiere a una Regla escrita por San Benito. Los historiadores debaten la fecha de la Regla, aunque parecen estar de acuerdo en que fue escrita en el segundo tercio del siglo VI.
San Benito se considera un líder monástico, no un erudito. Aún así, probablemente leyó el latín bastante bien, una habilidad que le dio acceso a las obras de Casiano y otros escritos religiosos, tanto reglas como refranes.
San Benito se considera un líder monástico, no un erudito. Aún así, probablemente leyó el latín bastante bien, una habilidad que le dio acceso a las obras de Casiano y otros escritos religiosos, tanto reglas como refranes.
La Regla es el único ejemplo conocido de los escritos de San Benito, pero manifiesta su genio para cristalizar lo mejor de la tradición monástica y transmitirla al Oeste europeo.
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